sábado, 28 de marzo de 2015

HABLANDO CON MI CRISTO (Palabras de un costalero)


Te acuerdas cuanto hace ya, de aquella cuaresma del 1984,
cuando me enteré que se estaba creando una cuadrilla de Hermanos
para pasearte el Viernes Santo
por las calles de Marchena.
Lo primero, ¿Cuántos años tienes? y después... el permiso de mis padres,
que como buenos Cristeros no lo dudaron  un momento.


Qué pedazo de cuadrilla,
¿Te acuerdas que te llevábamos por la calle Santa Clara?
Para que las monjitas del hospital y los abuelos residentes te pudieran ver
y de esa mujer mayor sentada en una silla esquina de calle San Sebastián,
que te recibía con lágrimas en los ojos.
¡¡Qué bonito, qué recuerdos de mi abuela!!


Cuatro capataces han pasado en estos años por tu llamador,
y qué te puedo contar de ellos.
El primero, te formó la cuadrilla, qué gente más buena.
¿Te acuerdas? Hoy tienes a alguno a tus pies, te lo llevaste contigo,
te lo llevaste antes de tiempo, mi amigo Ángel.
Aquel año llevamos su cabecera libre como si él estuviera con nosotros
pero estaba contigo, viéndonos desde el cielo.


El segundo y el tercero, para mí fueron los que consolidaron tu cuadrilla
y pusieron las cosas en su sitio, respeto y seriedad de ser costaleros tuyos.


El cuarto, qué te voy a contar, es todo dulzura, todo amor
es el que nos ha enseñado a amarte, a quererte, a llamarte mi CAPITAN
 y a llevarte en tu estación de penitencia como tú y sólo tú te mereces
y este año tendré un quinto capataz, espero que le sepas dar
lo mejor de cada uno de los cuatro.


Cuántos años han pasado!! Qué buenos costaleros has tenido!
y una cosa quería preguntarte ¿por qué  cada costalero que prueba tus trabajaderas, repite?
Con los dedos de las manos puedo contar los que se metieron un año y no repitieron.


Y ahora...¿ te acuerdas esa Semana Santa del 2011, en la que por causas de la vida,
no me  pude poner el costal? ¿Te acuerdas lo que te dije?
Cristo mío, hoy no salgas, que lo vamos a pasar muy mal los dos,
tú, mojándote y yo, llorando por no poder sacarte.
¡¡Y qué poder tienes, que no salimos!!


Ahora, como en tantos años atrás, qué orgullo llevar
 tu sudadera negra por las calles de Marchena antes de tu salida y escuchar:
"Mira un costalero del Cristo"


Y cada año me da más miedo cuando al posarte en tu capilla y escuchar
¡¡ahí quedó, hasta el año que viene!!
yo me pregunto ¿Podré disfrutar el próximo año por las calles de Marchena bajo tus pies?
Tú no sabes, qué privilegio ver las caras de la gente a tu paso
con las bocas abiertas, esos suspiros... en fin qué te voy a contar.


Pero ya va siendo hora de que también pueda acompañarte junto a mi mujer y mis hijas de túnica,
las dos sólo conocen a su padre como COSTALERO DEL CRISTO
¡ah! y ¿te acuerdas de aquellos que me preguntaban,
 tú eres costalero de devoción o por afición?
Hoy más que nunca, les grito que soy costalero tuyo por AMOR.